jueves, 17 de marzo de 2011

Terremoto en Japon: la era de las catastrofes artificiales

Nota: para entender el tema siguiente te sugiero primero que leas el Post que publique llamado "El proyecto HAARP: Máquinas para modificar y controlar el tiempo". ;)

Un periodista anticipó hace meses que Japón fue amenazado con un terremoto que afectaría una central nuclear. Seis de los mayores sismos de la historia sucedieron en los últimos siete años. Luces extrañas en el cielo se vieron en Chile, Haití y China. Cómo y por qué es posible que la guerra geofísica haya comenzado.
Extraño objeto luminoso en el cielo de Haití poco antes del terremoto de 2010. ¿Qué es?

Por Claudio Fabián Guevara

Se acumulan indicios que sugieren un devenir histórico propio de la ciencia ficción: tecnologías humanas capaces de intervenir en el clima, provocando sequías o diluvios, aumentos o descensos de temperatura, una espesa niebla o un cielo totalmente despejado. O cosas peores.

Esta utopía del control se detalló hace 15 años en un conocido informe de la Fuerza Aérea de los EE.UU.: “Owning the weather by 2025”[1]. Este proyecto detallaba el enorme potencial militar y comercial de la manipulación climática, pese a los riesgos, los dilemas éticos y las prohibiciones legales[2]. Y anticipaba que el desarrollo de las tecnologías le permitiría a los EE.UU. controlar en las próximas décadas una temible arma, capaz de liberar un potencial destructivo inédito.

Hace un año, hizo su aparición en las noticias un escenario inesperado: la posibilidad de que las tecnologías climáticas hubieran llegado al extremo de ser capaces de provocar terremotos. En 2010, la Armada Rusa acusó a EE.UU. de haber provocado el terremoto de Haití mediante un test de su armamento situado en la estación Haarp. El presidente de Venezuela Hugo Chávez fue uno de los pocos que públicamente se sumó a la acusación[3], que sin embargo no tuvo mayor repercusión en la prensa mundial.

Con la devastación en Japón, nuevos elementos se suman a la trama. Esta vez hubo un alerta varios meses antes. El periodista canadiense Ben Fulford narró hace 8 meses que Japón fue amenazado con un terremoto en represalia por una decisión financiera, y que la catástrofe afectaría una central nuclear. Fulford detallaba en ese entonces las conexiones lógicas y la sincronicidad política que unía diferentes catástrofes del mismo tipo que llamativamente se sucedieron en el último lustro: terremotos en China, Indonesia, antigua Birmania, Haití. Y como todos sabemos hoy, el terremoto en Japón finalmente ocurrió, afectando a una central nuclear, lo cual le da mucho mayor peso al informe. [4]

Para ver el reporte de Fulford:


Pero este tipo de historias también suelen provocar un encogimiento de hombros. Incluso si Fulford tiene cierta credibilidad por ser un hijo disidente del establishment[5], cuando ideas tan novedosas y cuestionadores de los pilares de nuestra fe son puestas a debate, suelen provocar rechazo y ridiculización.

Sin embargo, hay indicios que permiten presumir que la creación artificial de estas catástrofes puede ser realidad. Y hay razones para pensar que el terremoto en Japón puede haber sido un segundo Hiroshima y Nagasaki. ¿Es esto un disparate?

Propongo no creerle a una fuente sagrada de información, sino hacer un ejercicio de asociación lógica de varios hechos, documentados por múltiples fuentes y narrados por diferentes testigos, para intentar aproximarnos al iceberg que se perfila detrás de estos hechos. Si hallamos muchas coincidencias y convergencias de factores, podemos sospechar que estamos en la pista correcta.

Breve historia de los dueños del clima

La tecnología Haarp que los rusos denunciaron se origina en una estación climatológica experimental bajo control del ejército norteamericano situada en Alaska. Hay abundante información en la web sobre esta iniciativa, aunque tal vez el más metódico esfuerzo esté concentrado en el libro “Angels Don't Play this HAARP: Advances in Tesla Technology” (1995), de Nick Begich y Jeane Manning.
Las antenas de la estación Haarp en Alaska.


En el libro se narra que la tecnología Haarp tiene su historia. Se basa en las ideas de Nicola Tesla, inventor serbio, autor del sistema de corriente alterna, los principios de la transmisión inalámbrica, el radar y la radiofonía, entre otros prodigios técnicos.[6] Básicamente, la estación trabaja bombeando tremendas cantidades de energía a través de un conjunto de antenas. Se crean campos electromagnéticos artificiales, que reflejados sobre la ionósfera (la parte superior de la atmósfera) pueden enfocarse sobre cualquier lugar del globo terrestre, como un rayo teledirigido que permite sondear la tierra, y luego volver con un “mensaje” sobre el contenido hallado.

Los militares norteamericanos dicen que entre los objetivos de esta tecnología se cuentan: desarrollar sistemas de radar más flexible y precisos, suspender las comunicaciones del enemigo en, tomar tomografías de la tierra para verificar la no proliferación nuclear y los acuerdos de paz, y sobre todo, actuar como herramienta de geofísica para la búsqueda de petróleo, gas y minerales en un área extensa.

Sin embargo, los resultados de la investigación son alarmantes cuando Begich y Manning abrevan en fuentes independiente. Son advertidos por científicos de que la tecnología HAARP es el nuevo juguete en mano de los “big boys” y con sus impredecibles efectos se pueden causar actos de “vandalismo global”. [7]

Hay un enjambre de patentes en torno a la investigación de Haarp. Una de las más llamativas es la número 4,686,605, "Método y aparato para alterar una región de la atmósfera de la Tierra, la ionosfera y la magnetosfera terrestre". Entre sus usos figuran los de crear explosiones de tamaño nuclear sin radiación, modificar el clima alterando los patrones de viento superiores de la atmósfera, o calentar enormes áreas de la ionosfera.

Begich y Manning apuntan que el uso militar de métodos de control del clima no son nuevos. Algunos fueron aplicados durante la guerra de Vietnam para crear precipitaciones.

La pregunta ahora es: ¿Puede esta tecnología estar creando tsunamis y terremotos? La respuesta de Begich y Manning es que Departamento de Defensa de EE.UU realiza desde hace años estudios de manipulación de huracanes en los Proyecto Skyfire y Stormfury, y que la manera de provocar terremotos, así como para detectarlos con anticipación, forma parte del proyecto denominado Primer Argus, hace décadas.

La tesis central del libro es que el proyecto Haarp puede ser eventualmente usado en un nuevo concepto bélico: la guerra geofísica. Y en este terreno ya no está solo: Rusia y Europa también tienen sus centrales de calentamiento ionosférico. [8]

Cómo crear un terremoto

Si el Haarp está creando terremotos en forma artificial, ¿Cómo lo hace?

Una explicación simplificada dice que las ondas emitidas por HAARP rebotan en la ionosfera y vuelven a la tierra, viajan por su interior “sondeando” el contenido hasta rebotar nuevamente y “entregar un resultado”.

Brooks Agnew, un geólogo que hoy trabaja en la difusión de energías alternativas, lo explica con la metáfora del piano. Imaginemos que las capas de la tierra son como las cuerdas de un piano. Lo que hacen estas “tomografías” de la tierra es enviar ondas que pulsan las "cuerdas" de la tierra, las hacen "vibrar" y vuelven con un sonido. Dependiendo del sonido, se obtiene el resultado. Si el sonido es un Re, significa que hay un depósito de gas y si resultó un Sol, significa petróleo.

¿Pero qué sucede si se hacen vibrar muchas cuerdas de una sola vez, con una gran potencia de emisión?

“En 1993 yo hice “radio-tomografías” buscando petróleo con 30 watts de potencia. Encontré 26 pozos de petróleo, y 90 por ciento de las veces el diagnóstico fue acertado. Haarp usa un billón de watts. Si usted bombardea las capas con esa potencia, las vibraciones pueden ser tan severas que podría causar incluso un terremoto”, admite Agnew.

Hay que destacar que cuando se emiten ondas hacia la ionósfera, el rebote no es al azar. Existe un mapa de la ionosfera en donde se ve reflejado cada punto del planeta. Es decir, al lanzar las ondas a un determinado sector en la parte alta de la atmósfera, ya se sabe en qué parte la Tierra caerán esas vibraciones. El reporte “Owing the weather” dice que la ionosfera natural como espejo es insegura, por sus constantes cambios, pero también asegura que se ha avanzado mucho con la creación de espejos ionosféricos artificiales.

Resumiendo: la potencialidad tecnológica existe, y la posibilidad de dirigir esta energía en forma focalizada también. Si en la práctica HAARP tiene la capacidad para producir movimientos telúricos de gran magnitud, ¿cómo atribuirle los fenómenos que han ocurrido en este último tiempo?

Coincidencias y convergencias

Hay una serie de coincidencias y convergencias de factores que permiten pensar que estamos frente a fenómenos inducidos artificialmente, ya sea en forma intencional o accidental. Hay patrones repetitivos, fenómenos meteorológicos en el cielo observados y documentados por testigos de diferentes países, y además, una llamativa cantidad de sismos devastadores en los últimos años:

Intensidad de radiofrecuencias. Los inicios de diversos fenómenos, incluidos estos terremotos, coinciden con el envío de una gran concentración de ondas de radio de alta frecuencia a la ionosfera, por parte de HAARP, según diversas fuentes y observaciones de radioaficionados. Los tonos característicos de una transmisión HAARP dan la cifra mágica de 6.965 Megahercios (Mhz), y está identificada por muchos radioaficionados en el mundo. En el caso de Japón, una vez más se detectó una intensa actividad 48 horas antes. Aquí un testimonio de los tantos que pululan en la web:

Concentración de siniestros geofísicos en los últimos años: Entre los 12 terremotos más potentes del último siglo, la mitad se produjeron en los últimos 7 años. Asia, 2004 (9.1). Indonesia, 2005 (8.6), China 2010 (8.9), Chile (2010), 8.8. Haiti (2010), 7.0 y Japón (2011), 9.1. Es decir, antes de este ciclo, tenemos que remontarnos 40 años atrás para encontrar un terremoto de esta magnitud: Alaska, en 1965, un temblor de 8.7 [9]
Patrones geofísicos idénticos. Según el artículo del diario Pravda que informó sobre la acusación de la Marina rusa a EE.UU. de haber provocado el terremoto de Haiti, la creación artificial de estos eventos se sustenta en la existencia un patrón idéntico en tres terremotos sucesivos ocurridos en Centroamérica, todos a la misma profundidad:
Venezuela el 8 de Enero 2010. Profundidad 10 kms.
Honduras el 11 de Enero 2010. Profundidad 10 kms.
Haití el 12 de Enero 2010. Profundidad 10 kms.


Luces, resplandores boreales y formaciones extrañas de nubes en el cielo. En los últimos terremotos de Chile, China, Haiti y Japón, se detectaron fenómenos luminosos en el cielo y formaciones de extrañas nubes minutos del terremoto. Los videos grabados, casi todos de origen casero, muestran puntos de luminosidad intensos, fenómenos de concentración y resplandores del tipo aurora boreal, que puede estar asociados con el bombardeo de energía de la inósfera. Es interesante apuntar que en Febrero de 2005, la revista Nature anunció que científicos de sistema militar Haarp crearon sin pretenderlo una aurora boreal artificial a 100 kilómetros de altitud que fue apreciable a simple vista.
Algunos testimonios y documentos de fenómenos meteorológicos inusuales observados en el cielo:

El cielo en Japón en 2011, minutos antes del terrmoto:

El resplandor en el cielo en Chile, antes y después del terremoto de 2010:

Luces de colores en el cielo, en China 2010:


Conclusiones provisorias

La primera objeción que surge naturalmente es: si fue un ataque premeditado de la tecnología Haarp, ¿Por qué Japón? Se supone un país tradicionalmente aliado. ¿Por qué no Irán, Cuba o cualquier otro de los demonios de turno?

En primer lugar, según el reporte “Owning the weather in 2025”, lo que se cultiva es el potencial de “inducir ciertos fenómenos climáticos a partir de estados preexistentes”. Es decir, no sabemos si el “arma de los terremotos”, en caso de haber sido creada, tiene la capacidad de crear catástrofes en cualquier momento y en cualquier punto del planeta. Y cuál es su grado de precisión. Sabemos oficialmente que el objetivo de manipular el clima existe, y que las herramientas están en marcha. Pero el clima es un sistema no lineal muy complejo, con una enorme cantidad de variables, y posiblemente lo que hasta ahora se haya podido desarrollar se limite a pruebas de ensayo y error. Como dice Clare Zickuhr, miembro fundador del movimiento NO HAARP, dice: "El ejército va a dar una patada a la ionosfera y ver qué pasa".

En segundo lugar, siempre se puede especular con que algunos eventos son simples “test” o pruebas de poder para luego negociar con gobiernos amenazados. La lógica de la guerra de baja intensidad también indica la necesidad de no entrar en abierta confrontación con todo el mundo, y ocultar el verdadero rumbo de la guerra. Al mismo tiempo, no creo de gran utilidad presumir que las cadenas de mando y las conspiraciones cumplan siempre con sus propósitos. Las llamadas “teorías de la conspiración” suelen tener muchos elementos fácticos de peso, pero suelen ser débiles por su razonamiento lineal de causas y efectos. Ni la realidad funciona así, ni tampoco parece operar así la elite que gobierna al mundo. [10] Muchos de los eventos que perturban el mundo de hoy pueden no ser oficiales ni planeados. Nunca hay que olvidar la posible influencia de lo inesperado, los efectos indeseados y giros repentinos, las traiciones y los grupos fuera de control en el corazón mismo del poder institucional.

Finalmente, después de estos reparos, es necesario admitir que Japón bien podría ser un target militar en estos momentos. A partir de la asunción del primer ministro japonés Yukio Hatoyama, el archipiélago se acercaba vertiginosamente a una política exterior sustancialmente diferente a la del último medio siglo. Movida por un creciente sentimiento antinorteamericano de la población, el gobierno había solicitado la salida de las bases militares norteamericanas, se cuestionaban duramente los acuerdos inequitativos que vinculan a Japón con EE.UU., y hasta se reveló que la condena del periodista Takichi Nishiyama fue forzada en base a falsos testimonios. Nishiyama fue condenado bajo la acusación de robar secretos de Estado, luego de revelar la existencia de al menos cuatro pactos secretos entre Japón y EE.UU. Entre lo que reveló, figuraban cláusulas clandestinas en las que Japón debía pagar por la presencia de las bases norteamericanas.[11] La opinión pública se enfureció, y Tokio comenzó a tejer lazos con Pekín al tiempo que le pidió diplomáticamente a EE.UU. el retiro de sus bases.

La perspectiva de perder un aliado militar tradicional, ¿Podría ser motivo suficiente para el lanzamiento de un “ataque climático” tan horrible? No lo sabemos.Lo que sí es seguro es que Japón hoy está de rodillas, y que incluso si se preparaba con toda determinación para expulsar las bases extranjeras de su territorio (el conservador diario La Nación de Argentina hace menos de un año reportaba concentraciones de miles de japoneses pidiendo la salida de los US (12), estas decisiones no sólo se aplazarán, sino que dada la enorme publicidad otorgada a la falla del reactor nuclear, la comunidad internacional aliada de EE.UU. va a negarlo por razones de "seguridad".

Esta breve reseña sirve ante todo para plantear preguntas, antes que para responderlas. Intenta hacer conexiones lógicas más allá de este evento puntual, para hallar los mensajes cifrados de la vertiginosa cadena de eventos de la última década. Por ejemplo: el sostenido aumento de la temperatura en todo el mundo, que marcha a una velocidad superior a la prevista y se traduce en sequías que amenazan con agravar la crisis alimentaria ¿Tiene orígenes artificiales?

Referencia: http://elnuevocronista.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=4332:terremoto-en-japon-la-era-de-las-catastrofes-artificiales&catid=58:destacados&Itemid=200075

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